viernes, 28 de julio de 2017

El cumpleaños

Tocó primero a una puerta. Luego a la otra. Finalmente, a la tercera.
Nadie le abría.
Se fue debajo de algunas ventanas.
Silbó.
Silbó de nuevo, con más fuerza.
Silbó por una tercera vez.
Nada. No encontraba a nadie con quien podía jugar.
A nadie de sus compañeros.
No había más remedio. Se fue a casa, cabizbajo, un poco triste, como lo hacía cada año desde hace mar de años atrás.
Entró en el comedor y se sentó a la mesa, en frente de la tarta.

Sopló fuertemente, aunque sabía que él sólo no iba a poder a apagar todas las 95 velas.

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